Pedro Vizcay/DIARIO DE LEÓN
La media veda de caza menor, que comenzó el pasado quince de agosto, ha finalizado el pasado domingo, 13 de septiembre con unos resultados que, sin ser brillantes, han dejado satisfechos a la mayoría de aficionados, especialmente los que cazan en cotos con cultivos de regadío. Ahora, y hasta el cuarto domingo de octubre, día 25, en que se abrirá la temporada propiamente dicha con la perdiz y la liebre como principales protagonistas, se produce un inevitable parón en la caza menor.
La temporada, que comenzó bastante bien, se mantuvo tras las primeras jornadas coincidiendo con las altas temperaturas de mediados de agosto. Ha sido precisamente a raíz del cierre de la media veda cuando el termómetro ha bajado de forma brusca propiciando la migración de las codornices. En su conjunto podemos calificarla de bastante mejor que la del pasado año. Durante estos últimos días la afluencia de cazadores ha descendido sensiblemente a la par que también ha descendido el número de piezas abatidas, siempre referidas al promedio, pus también se han dado jornadas espectaculares en este final. Por cierto, en estos últimos días estaban apareciendo polladas tardías que corresponden, sin duda, a nidadas de última hora. Estos pollos de desarrollo tardío es previsible que permanezcan todavía bastantes días e incluso semanas pese al frío, pudiendo encontrarse, si el tiempo es favorable, en los primeros días de la apertura general.
Las últimas jornadas de la media veda, siempre y según los acotados, han mejorado los resultados en el apartado de palomas. Tanto las bravías como las tortolillas y, especialmente las torcaces, pueden ser objeto de caza, siendo muy apreciadas estas últimas. La paloma torcaz, que ya se está moviendo en estas fechas formando bandos de varias docenas, tiene especial querencia hacia zonas de monte bajo de robles y encinas o en las riberas de los ríos. La caza a la espera se torna muy poco deportiva cuando se las tira posadas bien en las ramas o en el suelo cuando se alimentan, pero al paso presentan una notable dificultad que requiere buena puntería y «come mucho tiro».
Por cierto que sin llegar a la abundancia del pasado año, se vuelven a ver topillos en el campo, lo que indica que los altibajos en sus poblaciones son puramente cíclicos, dependiendo mas de la climatología y determinados factores físicos que del veneno. También las libres parecen haberse recuperado, lo que sin duda será una buena noticia para los aficionados a la caza con perros de persecución. El conejo de monte, allí donde los hay, ha criado bien e incluso demasiado, lo que está justificando cacerías por daños.
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